Cantan los pájaros
relajadamente sobre las quimeras
que tu pelo
dibuja en el viento.
Una espesa masa gris
se enfría cada vez que
lamentas algo o lloras,
pero de manera resuelta
ignoras al viento que te llama por el hombro,
le das la espalda
y le dices casi susurrando
que nada importa en realidad,
que la nada es todo lo real,
sin embargo,
solo tus brillantes ojos
iluminan el camino
que ha oscuras
es incierto.
Solo tu le sabes
soplar al viento,
los nombres que éste,
con mezquina arrogancia,
intenta ocultar en el bosque.